Abuelita: Cuanta nostalgia de los recuerdos de niño, en los que en tú casa, los “primos”, nos reuníamos, hablábamos de todo y reíamos sin prisa, a veces tus cuentos, mezcla de orgullo y tristeza, narraban desventuras de soledades y penurias. Como quisiera ver tu figura entrando alegre otra vez, en la casa calurosa de tu huasteca amada. Una mañana de marzo despedimos tu figura, volvimos sin tu cuerpo, preso de la sepultura, el conocido cuadro del entierro y de la muerte, las flores y los llantos, los sollozos y la gente. Y sin embargo, tu vida sigue porque tu alma vive en cada uno de tus hijos, de tus nietos y bisnietos que aun te adoran. Nos enseñaste que la vida no puede ser la fiesta que esperábamos pero que debemos sonreí rle y darle gracias. Abuela, descansa tu agotado cuerpo, y vive en el palacio de oropel del paraíso. TE EXTRAÑAREMOS :(